martes, 4 de noviembre de 2008

LA MÁGIA DE LAS PALABRAS

Somos grandes magos con un don mágico para hechizar, las palabras.
Con este don, podemos multiplicar la energía de creación que posee un pensamiento, podemos hacerlo más real, más poderoso.
A través de las palabras realizamos constantemente encantamientos de magia negra pues las utilizamos para manipular a los demás, los llenamos de nuestro veneno emocional, lanzamos hechizos demoledores y lo hacemos como si esta fuera la forma normal de relacionarnos ya que así lo aprendimos desde pequeños, observando como los adultos emitian constantemente opiniones y juicios sobre otros conocidos o desconocidos.
Nuestra propia cabeza nos habla sin parar con palabras dañinas que contaminan nuestro campo energetico interior, críticas de nosotros mismos, juicios de lo que hacemos o no hacemos, de lo que somos o no somos. Palabras y más palabras que se amontonan en nuestra mente creando un infierno interior que se manifiesta inevitablemente a nuestro alrededor.
A veces creamos y esparcimos nuestro veneno emocional a través de la palabra solo para hacer ver que nuestra opinión es la correcta o para que el otro se sienta mal consigo mismo.
Olvidamos que la verdad tiene muchas formas distintas y que cada uno tiene derecho a vivir la suya hasta que decida cambiarla por si mismo.
Olvidamos que castigando a otro con la fuerza de nuestras palabras estamos irradiando una energía dañina para él y para nosotros mismos, pues esta energía nos será devuelta inevitablemente.

Vamos a proponernos utilizar el enorme poder que tenemos para compartir amor, usaremos la mágia de nuestras palabras para regalarnos todos los hechizos que nos hagan sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás.

Algunas antiguas enseñanzas de los aborígenes australianos nos cuentan que la voz no esta destinada al habla. Para hablar se utiliza el núcleo corazón-cabeza. Cuando se usa la voz para hablar, uno tiende a enredarse en pequeñas conversaciones innecesarias que no pueden expresar la gran magnitud de nuestro sentimiento. La voz está hecha para cantar, para loar y para sanar.

Estoy convencida de que hubo un tiempo en el que podiamos comunicarnos sin palabras, un tiempo en el que las diferencias del lenguaje no podian separarnos, en el que podiamos entender lo que los delfines quieren comunicarnos, en el que el lenguaje de los pájaros era tan claro para nosotros como la belleza de sus colores.
Me doy cuenta de esto cuando miro a los ojos de mi perra y se lo que quiere decirme y ella capta sin duda y con mucha más facilidad que yo, lo que hay en mi mente.
Me doy cuenta, también cuando me embeleso mirando la naturaleza y siento esa maravillosa comunicación, ese intercambio de energía en el ella es Yo y Yo soy ella más allá de todo lenguaje.

Lo esencial, al final, no son las palabras sino lo que ocurre dentro de nosotros, en una dimensión mucho más profunda que el fluir de los pensamientos siempre condicionados por nuestro pasado, por nuestra historia personal.

Más allá de las palabras surge aquella parte nuestra donde reemplazamos el continuo pensar por la auténtica percepción de las cosas, por el sentir más profundo, sin definiciones. Desaparece así el sufrimiento pués este se genera por los pensamientos y las palabras sobre las situaciones no por las situaciones en sí. Podemos hechar la culpa a las experiencias del dia a dia o a las personas que nos rodean pero si lo analizamos desde el auténtico entendimiento, nos daremos cuenta de que todo el sufrimiento viene del análisis y del juicio que emitimos constantemente de todo a través del pensamiento y del poder de la palabra.

Un día, los humanos dejaremos de tener miedo de abrir nuestras mentes, estaremos dispuestos a dar y recibir información, usando la comunicación mental y todas las trabas que suponen las diferentes lenguas se acabarán pues ya no habrá nada que consideremos necesario ocultar en nuestro pensamiento ni en nuestro corazón. Para consegir esto, es necesario aprender a perdonarnos, aprender del pasado en lugar de juzgarnos. Es necesario aceptarnos, ser sinceros y querernos de verdad a nosotros mismos para obrar de igual manera con los demás.

1 comentario:

Terapeuta Natural dijo...

Gracias a Dios poco a poco vamos haciendo posible esa comunicación con el todo y conseguiremos que desaparezcan las malas energías que nos enviamos unos a otros.
Estamos en el camino.