viernes, 15 de agosto de 2008

LA IMPOTENCIA

Cuando aún no conocia la técnica del Reiki sentía una gran impotencia cada vez que me encontraba con alguna "injusticia" como cuando me cruzaba por la calle con una persona deformada físicamente y sentía un dolor enorme dentro del pecho, volvía la vista hacia otro sitio para no notar tan fuerte la impresión del impacto de esa imagen o quizás buscando no caer en el miedo de estar manejada por fuerzas externas a mí que pudieran llebarme a verme así algun día, cuando menos lo esperase.

Cuando alguien me contaba sus pesares solo podía escuchar sus quejas sobre la vida y la impotencia volvía a aparecer, pués me daba cuenta de que nada conseguía, me impregnaba del dolor de la victima que aunque aliviaba un poco su pena al volcarla sobre mí, volvía a ella o otra mayor en cuanto doblaba la siguiente esquina dejandome con mi impotencia y mi desilusión.

Hoy sé, que nadie vive nada que antes no haya sentido en su interior, que cada uno programamos y elegimos consciente o inconscientemente aquello que somos en este plano de la demostración donde todo se materializa en forma de experiencias, para poder aprender, entender, vivir aquello que necesitamos comprender desde dentro del personaje que interpretamos y que a su vez actua como espejo para que otros entiendan sus propias lecciones y las "injusticias" se caen por su propio peso, no existen desde esta prespectiva, solo existe la vida en si misma, su continua expansión creando experiencias nuevas sin parar dirigidas por el poder de nuestro pensamiento y sobretodo de nuestro sentimiento y nuestra emoción que son los autenticos creadores de nuevas escenas.
Por eso ahora tengo mucho cuidado de no sentir pena por nadie, de llenar de Luz a aquel que veo enfermo o apenado, y la impotencia desaparece como desaparece cualquier otra negatividad bajo la influencia de la energía del Universo pués no olvideis que la negatividad solo, es eso, ausencia de Luz.
Con la ayuda del Reiki esa persona podra utilizar su situación actual en la vida para transmutar su existencia, para despertar a otra realidad donde se le permitirá crecer y evolucionar, donde podrá vivir en paz consigo mismo y con el proceso de la vida, lo que le traerá a su vez mayor paz, mayor salud y mayor felicidad. Su Cruz, como dice Tolle se convierte en su Resurección.


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